El Alma de RazaRizo
Aquí, en RazaRizo, no servimos solo comida. Servimos lo que otros olvidaron: respeto al tiempo, devoción al fuego y amor a los detalles que marcan la diferencia. Servimos experiencias, servimos historias. La nuestra y la de todos los que saben que la vida se cocina a fuego lento, con el sudor de la frente y el orgullo de la Raza. Rizo ¡Sí señor! Mi apellido materno y mi bandera. El que traigo conmigo como un tatuaje invisible, grabado a base de sacrificios, con el hierro caliente de quien entiende que la dignidad no se regala, se lucha y se gana.
Mi abuelo lo decía con esa voz que no dejaba lugar a dudas: "Lo que haces mal te define más que lo que haces bien, así que hazlo con honor o no lo hagas". Él, un tipo de los que ya no quedan, con las manos como piedras y la mirada directa, me enseñó que todo lo que vale la pena lleva tiempo y esfuerzo. Como un buen pollo asado, que no se apresura, no se disfraza y, sobre todo, no miente.
Venimos de Cuba, Asere. Y los cubanos llevamos dentro ese extraño equilibrio entre la nostalgia y la bravura, entre la resignación y la esperanza. Cruzamos mares con el corazón lleno de recuerdos y las manos vacías, pero nunca dejamos de luchar. RazaRizo es esto: una declaración de guerra contra lo fácil y lo rápido, contra lo insípido y lo mediocre, contra lo efímero y el olvido. Aquí todo se hace a mano, con paciencia, respeto y un amor casi obsesivo por lo Artesanal.
Si me preguntas qué es RazaRizo, te lo diré sin rodeos: Aquí el tiempo manda, la candela obedece y el sabor… "El sabor te domina"